En el reciente encuentro de la Asociación Mexicana de Parques Industriales (AMPIP), se presentaron datos significativos sobre el crecimiento y dinamismo del sector inmobiliario industrial en México, reflejando no solo un sólido avance en los últimos años sino también el potencial de expansión y los desafíos a enfrentar hacia el futuro.
El sector ha mostrado un crecimiento impresionante en términos de absorción neta, con un aumento significativo de 2.0 millones de metros cuadrados en 2019 a 5.0 millones en 2023. Este incremento refleja una demanda fuerte y sostenida por espacios industriales en el país, impulsada por una diversificación de sectores y la consolidación de México como un centro logístico estratégico a nivel global.
La disponibilidad de espacios listos para ocupar ha experimentado variaciones, destacando una reducción notable hasta el 2.1% en 2022, lo que indica un mercado cada vez más competitivo y la necesidad de expandir la oferta de infraestructura industrial. Este entorno ha motivado un aumento sin precedentes en la construcción de nuevos parques industriales, pasando de 273 en 2019 a 460 en 2023, con una expectativa de añadir casi 8 millones de metros cuadrados de nuevas instalaciones entre 2024 y 2025.
El análisis regional muestra que el norte de México sigue siendo el área más dinámica, representando el 63.1% de la actividad, seguido por el bajío-oriente y el centro del país. En cuanto a sectores, la manufactura diversa lidera la demanda, seguida por la automotriz, logística y el creciente sector del e-commerce, reflejando la evolución de las cadenas de suministro y las preferencias de consumo.
Una cuestión crucial para el sector es la gestión y demanda energética. Los parques industriales son grandes consumidores de energía, con una previsión de aumento en la demanda superior a los 2.3 GW para 2024. Esto plantea desafíos significativos en términos de suministro, sostenibilidad y cumplimiento de los requerimientos de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), destacando la necesidad de inversiones en infraestructura eléctrica, como subestaciones y líneas de alta tensión, y la adopción de fuentes de energía limpia.
Los principales desafíos identificados, como la escasez de KVA, deficiencias en la distribución y transmisión, barreras regulatorias que señalan la importancia de un enfoque estratégico que contemple la sostenibilidad, la eficiencia energética y la innovación tecnológica. La transición hacia energías más limpias y la optimización de los procesos industriales serán claves para mantener la competitividad y atractivo de México como destino de inversión industrial.